Ya sabes la gran cantidad de beneficios que supone dormir bien y descansar por las noches: nos ayuda a recuperar energías para poder mantener nuestro ritmo de cada día, reparar los órganos del cuerpo después del trabajo diario, descansar nuestra mente… Pero también nos puede ayudar a adelgazar mejor.
Esta afirmación tiene una base científica: Cuando hay privación del sueño, desciende el nivel de leptina, una hormona que segrega el tejido adiposo y que se encarga de regular la sensación de saciedad. Mientras más tiempo tengamos el nivel de leptina elevado, mayor será el tiempo que nos sintamos saciados. Cuando dormimos menos horas de las recomendadas se produce un descenso de esta hormona en nuestro organismo, por lo que la sensación de “estar lleno” se reduce y tendemos a comer más a menudo, lo que nos hace ingerir mayores cantidades de comida.
Al mismo tiempo, cuando dormimos poco, aumentan las cantidades de grelina, una hormona que es liberada en el estómago y que regula el apetito. Cuando dormimos poco nuestro organismo produce más grelina, de manera que nuestro cuerpo tiene mayor sensación de hambre y, por tanto, nos reclama alimentos (normalmente con alto contenido de azúcares y grasas).
La falta de sueño también puede activar la segregación de la hormona cortisol, que habitualmente se relaciona con los niveles de estrés, pero que también tiene relación con los ciclos de sueño y el aumento del sobrepeso, ya que interviene en la metabolización de los hidratos de carbono, las proteínas y el almacenamiento de las grasas.
A este proceso natural de equilibrio hormonal le debemos sumar que cuantas más horas pasemos despiertos, más tiempo disponemos para comer; además de que cuando el descanso es inadecuado comemos peor al día siguiente porque nuestro cuerpo confunde la sensación de cansancio con la del hambre y, además, nos solemos saltar los horarios de las comidas.
Así que si tienes pensado hacer una dieta para adelgazar y tienes problemas para descansar por las noches, te recomendamos que tomes una serie de iniciativas para preparar tu cuerpo y conciliar un sueño reparador. A continuación, encontrarás algunas sugerencias:
- Seguir unos horarios fijos de descanso.
- Evitar cenas copiosas y posteriores a las 22h.
- Esperar una hora o más después de la cena para ir a dormir.
- Tomar una infusión relajante antes de ir a dormir (valeriana, tila, etc)
- Evitar aparatos electrónicos en el dormitorio.
- Disponer de un colchón y de una almohada cómoda.
- Despedir el día tras alguna actividad relajante (escuchar música tranquila, leer, meditar, estirar la musculatura, etc.)
No obstante, no te puedes olvidar que para llevar un estilo de vida saludable no solo debes respetar un ciclo adecuado del sueño, si no que debes seguir una dieta equilibrada libre de grasas saturadas, que proporcione la cantidad de energía necesaria para entrenar de forma regular y evitar el sedentarismo.
Los patrones de sueño y descanso, como hemos visto, son más importantes de lo que parece, ya que influyen en algunos de nuestros procesos de regulación hormonal y pueden conllevar trastornos y/o enfermedades más o menos graves.
Nuestra recomendación es la de establecer una rutina que favorezca el ciclo del sueño e intentar reducir al mínimo los niveles de estrés para que podamos mantener dentro de los parámetros normales la producción de hormonas como la leptina, la grelina y el cortisol y evitar así trastornos alimenticios que conlleven un aumento de la grasa corporal, del volumen abdominal o de la celulitis, o que nos lleven hacia el sobrepeso o la obesidad.
¡Recuerda que si queremos mantener un peso saludable es fundamental conseguir un sueño adecuado cada día!