¿Cuántas veces has entrado a una tienda y has comprado algo que luego, cuando has llegado a casa, has visto que no lo necesitabas? Esto nos pasa demasiado a menudo y no es casualidad. Es posible que cuando estabas en la tienda estuviera sonando música que directamente ha afectado a tus emociones. Es el llamado marketing sensorial que tiene como principal objetivo convertir el acto de compra en un placer sensorial. Así, los comerciales se sirven de todos nuestros sentidos, y en especial del olfato y el oído, para “anular” nuestra racionalidad y conseguir que acabes comprando un determinado producto.
El oído es el sentido más vulnerable ya que afecta directamente a nuestras emociones, recuerdos… Así, en función de lo que buscan conseguir y de cómo está de llena la tienda, pondrán una música más suave o más acelerada. Si te fijas, verás que en momentos con pocos clientes, se acostumbra a usar la música clásica para conseguir que los que están se relajen y acaben comprando más productos que los estrictamente necesarios. Por otro lado, en horas de máxima afluencia la música es mucho más rápida y acelerada porque busca obtener compras menos reflexivas y mucho más compulsivas.
El volumen también afecta a nuestro sentido y cuando la música está muy alta quieren que compres rápidamente y sin pensar. Es cierto que, a veces, generan el efecto contrario y puedes llegar a salir despavorida del establecimiento al no poder comprar con cierta tranquilidad.
Quizá antes no te habías fijado nunca, pero seguro que a partir de ahora cuando entres en una tienda te fijarás en qué música suena y a qué volumen y ya sabrás que esperan hagas. ¡Sólo dependerá de ti hacerlo o no! ;)