La resiliencia es la capacidad de afrontar una adversidad, es la capacidad de arrancar el placer de la vida saliendo reforzados y fortalecidos y todos podemos superar las dificultades que la vida nos plantea y salir reforzados de ellas.
Y podemos llegar a ser resilientes trabajando día a día. Podemos aprender a ser resilientes por medio del esfuerzo, de nuestro trabajo interior, venciendo miedos e inseguridades, desarrollando nuestra confianza y autoestima. A menudo y tras la adversidad uno descubre nuevos valores y actitudes que generan un cambio en la vida.
Ser resiliente implica trabajar algunos aspectos esenciales,
- Tener claro cuál es el sentido de nuestra vida y para qué vamos a seguir luchando. Las personas resilientes sienten que controlan su vida. Vivir en coherencia con los valores.
- Relacionarnos y establecer vínculos con personas que van a ayudarnos en los momentos de adversidad. Las personas resilientes tienen la capacidad de relacionarse y comunicarse efectivamente. Conectan con las personas, son empáticas.
- Desarrollar la autoestima y la confianza. Confiar en las capacidades, tener confianza en uno mismo
- Tener iniciativa. Las personas resilientes establecen metas y objetivos y buscan nuevas oportunidades.
- Aprender del éxito y también de los fracasos.
- Desarrollar el sentido del humor para aprender a distanciarse de los problemas.
- Aprender habilidades para identificar los problemas y sus causas y tomar decisiones.
- Identificar y gestionar las emociones y el estrés perjudicial.
- Cultivar el optimismo, desarrollar un pensamiento realista, exacto y flexible.
- Mantener la independencia. Desarrollar actividades con personas diferentes.
“Caerse está permitido pero levantarse es obligatorio”.