Cuando por fin nos decidimos a hacer ejercicio y a cambiar los hábitos de vida, nos asaltan una serie de cuestiones que ponen en tela de juicio nuestra voluntad antes de empezar. Si utilizamos la lógica, es probable que decidamos entrenar por la tarde o por la noche sencillamente porque es el momento del día donde las obligaciones laborales llegan a su fin. Pero quizás no sea una idea del todo rentable en cuanto a resultados… ¿Qué tal si lo hacemos a la inversa? ¿Por qué no probamos de entrenar por la mañana?
Existen una serie de argumentos físicos y mentales a favor de programar nuestra actividad deportiva por la mañana. El argumento principal es que después de una intensa jornada de trabajo, cuando el cansancio ya es notable y lo único que deseamos es descansar, se hace bastante complicado hacer deporte. Y este puede ser uno de los motivos por los que a veces abandonamos antes de conseguir nuestro objetivo.
Pero lamentablemente, esta teoría no sirve para todo el mundo. Hay personas que empiezan de madrugada a trabajar y les resultaría extremadamente complicado hacer ejercicio a primera hora del día. En estos casos, habrá que buscar otra franja horaria.
4 razones por las que entrenar por la mañana
En resumen, es conveniente realizar actividad física por la mañana si el objetivo es adelgazar, pero lo verdaderamente importante es moverse.
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