La
piel es la capa del cuerpo que más exponemos y que, por lo tanto, está en contacto constante con todos los agentes externos y fenómenos meteorológicos. En invierno, nuestras manos se agrietan a causa del frío y en verano, el sol la quema. La zona que sufre más es la
cara, ya que es una parte del cuerpo más difícil de cubrir.
Para contribuir a cuidar nuestro
cutis, podemos usar las famosas mascarillas. La mayoría de ellas hidratan la piel, aunque también existen las exfoliantes, las que aportan brillo o las reafirmantes. En comparación con las cremas y sérums, las mascarillas tienen una mayor capacidad de penetración, por lo que nutren mucho más la piel.
Arcilla negra, componente natural óptimo
Dentro de este mundo, las mascarillas de arcilla resultan ser grandes aliadas para contribuir a esa purificación, ya que sus componentes desintoxicantes y exfoliantes ayudan a mantener un equilibrio en nuestra piel, a la vez que la relajan y limpian en profundidad. Usarlas en nuestras
rutinas de cuidados para la piel puede ser muy beneficioso, en cuanto a salud y a belleza.
De entre los distintos tipos de arcilla que existen, como la verde o la roja, la negra se postula como una de las más beneficiosas. Se trata de un producto completamente natural, ya que se extrae de zonas volcánicas o lugares próximos a estas. Además, está compuesta por una gran cantidad de minerales y nutrientes como el hierro, el potasio y el magnesio. Estos son algunos de sus
beneficios:
Reduce y absorbe líquidos.
Depura.
Regenera.
Cicatriza.
Exfolia.
Elimina toxinas e impurezas.
Antiinflamatoria.
Calma la piel.
Hidrata y tonifica.
Teniendo en cuenta su composición y sus beneficios, la arcilla negra es el componente natural que más te puede ayudar en la eliminación de
sebo. Por consecuencia, las pieles grasas son las más agradecidas porque el nivel de
limpieza es muy elevado. No solo le puedes dar un uso facial, ya que a nivel corporal permite aliviar las dolencias musculares y de las articulaciones, incluso puedes usarla para cuidar tu
cuero cabelludo, pues ayuda a la correcta circulación sanguínea de la zona.
¿Por qué en primavera?
Es cierto que nada te priva de usarla durante todo el año, pero la primavera es la mejor época. Los primeros rayos de sol, el aumento del sudor y el incremento de sustancias que están por el aire como el polen, contribuyen a ensuciar nuestro
rostro. Por ello, sufrimos un fuerte incremento del volumen de sebo y puntos negros o poros. Así pues, la época floreada es la idónea para empezar a reducir desde un inicio la cantidad de
suciedad y cuidar tu piel para la exposición veraniega. El cuidado de la alimentación también influye en tu piel. Échale un ojo a estos consejos sobre
cómo tener una piel perfecta para el bronceado.
Aplicarlas de forma constante
Elijas la que elijas, lo más recomendable es efectuar esa aplicación una vez por semana o si lo prefieres, cada quince días, para no irritar la piel ni perder el efecto. Siempre que la quieras usar, es importante
lavar profundamente el rostro e incluso exfoliarlo, para eliminar el máximo de partículas, suciedad o restos de maquillaje, ya que de esta forma la
eficacia de la arcilla será mayor. Aun así, no se recomienda su uso durante episodios de fuerte
acné, puesto que el efecto puede ser contraproducente.
La constancia es lo mejor para conseguir tu objetivo, igual que para evitar las estrías de tu piel.
Aquí te contamos más.