Los aceites vegetales son una parte fundamental en una alimentación sana, ya que nos aportan nutrientes esenciales, como los ácidos grasos esenciales (omega-3 y omega-6).
El Aceite es uno de los principales alimentos que ha consumido el hombre desde la antigüedad. Se sabe que los griegos ya lo empleaban en la preparación de sus comidas. Y es que, el aceite nos ofrece muchas posibilidades. Además de preparar productos de belleza con él, el aceite es necesario en la alimentación, ya que a través de sus grasas obtenemos ciertas sustancias que el organismo necesita y no puede elaborar, como los ácidos grasos esenciales (omega-3 y omega-6), que son imprescindibles para el sistema nervioso.
Los aceites son fuentes importantes de vitamina E, que tiene gran capacidad antioxidante, lo que protege del envejecimiento celular y estimula al sistema inmunológico a prevenir y resistir las infecciones. Al igual que otras grasas, al mismo tiempo contribuyen al transporte y absorción de vitaminas liposolubles o solubles en grasa (A,D,E,K) en el organismo.
Cuando pensamos en aceite alimentario, el primero que nos viene a la cabeza es el aceite de oliva, pero existen muchos otros tipos de aceites culinarios como:
- Aceite de Colza o nabina, aceite de Cártamo, aceite de Sésamo y aceite de Arroz: este grupo es el menos utilizado en nuestro país, pero de óptima calidad nutricional y muy bajo coste.
- Aceite de pepita de Uva: Este aceite se extrae de los huesitos o las pepitas de las uvas. Tiene un sabor delicado, por lo que es recomendable utilizarlo en ensaladas y otras comidas frías, para degustar su delicioso sabor.
- Aceite de Germen de Trigo: Es rico en vitamina A, E y ácidos grasos polisaturados. Además, es muy rico en un precursor de la vitamina D.
- Aceite de Girasol: es uno de los más ricos en ácido linoleico y, después del germen de trigo, lo es también en vitamina E. Es el aceite extraído de las pipas de girasol, ideal para aliñar ensaladas u otros platos.
- Aceite de Nuez: se obtiene por presión en frío y no precisa refinado. Es el más rico en ácido linolenico. Se oxida y se vuelve rancio con mucha facilidad. Es un aceite de un sabor muy agradable y debe utilizarse crudo.
- Aceite de Maíz: El aceite de germen de maíz es muy recomendable para aderezar ensaladas y preparar salsa mayonesa. Se utiliza también para preparar margarinas.
- Aceite de maní: El aceite de cacahuete tiene una gran estabilidad molecular con temperaturas elevadas, lo que lo convierte en un buen aceite para cocinar.
- Aceite de sésamo: de sabor y aroma muy agradables, contiene igual proporción de ácido oleico (monoinsaturado) y linoleico (poliinsaturado). No precisa refinado y contiene un antioxidante natural, el sesamol, que lo hace muy estable y resistente a la oxidación.
- Aceite de Soja: de sabor neutro, es rico en grasas poliinsaturadas, especialmente en ácido linolenico. Es un aceite especial, junto con el germen de trigo. Es muy rico en vitamina A y E.
Anímate a incluirlos en tu dieta, para aprovechar todos sus beneficios. Cuéntanos, ¿cómo te sientan?