Cada temporada los gimnasios se renuevan buscando nuevas técnicas y disciplinas para atrapar a sus fieles clientes y a los más indecisos. A parte de las clases que aceleran el ritmo del corazón como pueden ser el aeróbic o el spinning, últimamente el fitness también tiene su versión más relajada, aunque igual de intensa.
Así, en algunos centros deportivos se empiezan a incorporar pasos más propios del ballet clásico. Esta disciplina artística es una de las más completas que existen ya que aporta flexibilidad, mejora la coordinación, rectifica la postura corporal y tonifica la musculatura de la espalda, glúteos, abdomen y piernas. Además, a nivel mental, es capaz de relajar nuestra mente y abstraerte de tus preocupaciones gracias a la concentración y al sonido de la música.
Si bien es cierto que siempre hemos pensado que el ballet clásico era cosa de niñas, cada vez son más los adultos (mujeres y hombres) que se atreven a probar a calzarse unas medias puntas y cada vez existen más lugares donde se ofrecen clases para principiantes y veteranos.
Las clases empiezan con ejercicios en la barra con los que se calientan lentamente y de forma progresiva los músculos. Después es hora de hacer una pequeña tabla de estiramientos para evitar lesiones y, por último, es momento de aprender la coreografía y bailar. Este último es sin duda el momento más gratificante cuando consigues olvidar el esfuerzo hecho momentos antes y dejas fluir tu cuerpo con el sonido de la música.
¿Quién se anima a probarlo? :)